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Artículo fotográfico
Fecha de publicación : 1 de Noviembre de 2006
Martín Chambi en la Fundación Telefónica
La Fundación Telefónica, en su sede madrileña de Gran Vía 28, entre los días 14 de septiembre y 12 de noviembre de 2006, ha organizado una exposición dedicada a Martín Chambi. El comisario de la muestra ha sido Carlos Gollonet y, además de la exposición propiamente dicha, se han celebrado también una serie de conferencias de las que vamos a incluir aquí un breve resumen.
Antes de comenzar con las notas que tomé en las conferencias, cabe destacar que todo el contenido de esta página está basado en la interesantísima información trasmitida por los conferenciantes, no habiendo hecho yo más que una simple toma de apuntes durante sus charlas. En cuanto a las fotos de Martín Chambi aquí reproducidas, son las que la Fundación Telefónica seleccionó para distribuir junto a la Nota de Prensa. En definitiva, aquí sólo se juntan mis apuntes con algunas frases que subrayé de los textos que editó la Fundación Telefónica sobre las conferencias impartidas.
Invitación al Acto Inaugural
(1) Conferencias del día 24 de Octubre de 2006
Alfredo Bryce Echenique durante su conferencia
(1.1) Conferencia de Alfredo Bryce Echenique: “Un mundo a través de un temperamento”
En la presentación del acto, Francisco Serrano Martínez, Director General de la Fundación Telefónica, manifestó que con esta serie de conferencias la Fundación pretendía profundizar en el contenido de sus muestras dando, al menos al público más interesado, una visión más profunda respecto de los temas tratados en las exposiciones.
Tras una breve introducción, en la que resaltó el compromiso de la Fundación con el mundo de la cultura, especialmente focalizado en Latinoamérica, Francisco Serrano cedió la palabra a Alfredo Bryce Echenique, que dictó una conferencia titulada “Un mundo a través de un temperamento”.
Bryce Echenique comenzó sus palabras citando a Borges: 'La conferencia es el único género literario imperdonable', pero, tres cuartos de hora después, todos los asistentes pudimos comprobar que, al menos en este caso, no había nada que perdonar.
Si traducir es traicionar un poco, escribir las notas de una conferencia es traicionar un mucho. En esta página sólo se presentará una visión parcial de la conferencia y, desgraciadamente, con un importante empobrecimiento lingüístico respecto de la versión original, pero . . . ¡menos es nada! En todo caso, todo lo escrito aquí, pretende resumir, en la mayoría de los casos intentando emplear sus mismas palabras, lo que Bryce Echenique nos contó sobre Martín Chambi.
La primera alusión de Bryce Echenique a Martín Chambi dejó las cosas claras desde el principio: ‘Fotógrafo peruano único’. De entre estas tres palabras el conferenciante puso el acento en la tercera: ‘único’. Martín Chambi es uno de los escasos artistas latinoamericanos únicos . . . como Juan Rulfo.
Cuando Martín Chambi tomaba fotografías, la élite político-cultural latinoamericana se limitaba a practicar la copia y calco de lo que se hacía en Europa. Un profundo complejo de inferioridad hacía que los artistas se limitaran a utilizar ‘armas’ europeas a la hora de expresar su realidad. Pero Martín Chambí rompió esta dinámica: 'las fotos de Martín Chambi representan la Naturaleza y el Hombre, vistos desde un temperamento'. Él no se olvidó de que su país era heredero de un gigantesco legado cultural que no podía ser ignorado, ni mucho menos despreciado.
Aquel Perú acomplejado sólo se fijaba en lo europeo en general: París, Londres, Roma, Madrid, . . . y en lo francés en particular, ‘mostrando una gran inmadurez y despreciando lo nuestro’. Ya lo dijo Sartre: ‘Es cómodo ser francés’.
Autorretrato de Martín Chambi en su estudio. Cuzco. 1922
Lima era lo lejano. ‘De aquí a Lima’, se decía queriendo decir ‘De aquí al fin del mundo’. Un fin del mundo que para los eurocentristas sólo estaba habitado por salvajes, buenos en algunas ocasiones, pero salvajes.
Por eso Martín Chambi es único, porque hizo algo parecido a lo que ya había hecho algunos siglos antes Garcilaso de la Vega. Martín Chambi, en un principio, formó parte de la llamada ‘Escuela de Cuzco’, a la que también perteneció Guillen, uno de los primeros fotógrafos que realizó un trabajo sistemático sobre la cultura peruana. Pero nunca dejó de ser un indio aymara, nacido en Puno, en ‘tierras ignotas’ lejanas a la cultura, este origen le permitió retratar al Perú con una mirada propia, que nos descubrió un mundo mágico, visto sin dependencias de ningún tipo.
Por eso no se encasilló en ninguna ‘Escuela’. A los 26 años Martín Chambi ya trabajaba solo, elaborando unas postales sensibles, incluso sensibleras, de la misma manera que los poemas del cholo Cesar Vallejo.
En Cuzco, en los años veinte y treinta del siglo pasado, surgía un incipiente mercado artístico que le permitió vivir de la fotografía. A las clases dirigentes les gustaba ser retratados, pero no tardó mucho en pasarse al enemigo, cuando Martín Chambi hizo subir a su estudio a todo un mundo de pobres diablos que se encontraban allí perdidos.
Los escenarios que Martín Chambi utilizaba como fondo para sus retratos eran generalmente pretenciosos, pero aún así, sus modelos emergían de ellos con una fuerza gigantesca. Al contemplar estas fotografías el espectador se siente subyugado por la ingenua y dulce mirada del fotógrafo. Del primer fotógrafo cien por cien peruano.
Todo esto se aprecia bien en su retrato de un pobre gigante peruano. Un pobre hombre que ni siquiera se pregunta por su desproporcionada estatura. El indio gigante es el paisaje del Perú en toda su miseria y desesperación.
A medida que pasaron los años, la obra de Martín Chambi fue creciendo en intensidad y dramatismo y fue alejándose de lo local para aspirar a lo universal. Sale de su estudio para, a lomos de una mula, recorrer en soledad toda la región andina, donde ejerce de retratista alejado de arquetipos. Su universo es excepcional e incomparable. Su trabajo demuestra que, al revés de lo que sucede en Francia, ‘no es cómodo ser peruano’.
Bryce Echenique terminó su conferencia volviendo a resaltar su tesis principal: ‘Martín Chambi es un fotógrafo único. Único por su desconcierto y por lo desconcertante de su obra’.
Amanecer en La Plaza de Armas. Cuzco. 1925
(1.2) Breve reseña biográfica de Alfredo Bryce Echenique
Alfredo Bryce Echenique nació en Lima, el 19 de febrero de 1939, en el seno de una familia de posición acomodada.
Inició su formación académica en colegios americanos e ingleses radicados en Lima. Más tarde estudió Derecho y Letras en la Universidad de San Marcos de la capital peruana, licenciándose en 1964.
Posteriormente ampliaría estudios en la Universidad de la Soborna de París. A partir de 1964 se traslada a Europa y ejerce la docencia en diferentes universidades europeas y americanas, como Nanterre, la Sorbona, Vicennes, Montpellier, Yale y Austin.
En la década de los 80, Bryce Echenique establece su residencia en España. En 1967 había contraído matrimonio con Maggie Revilla. En 1989 se casa con su segunda esposa, Pilar de Vega.
Saltó a la fama literaria con su colección de cuentos “Huerto cerrado” (1968), siendo sus títulos mas importantes las novelas “Un mundo para Julius” (1970), “Tantas veces Pedro” (1978) y, sobre todo, “La vida exagerada de Martín Romaña” (1981), novela continuada por “El hombre que hablaba de Octavia de Cádiz” (1985), ambas englobadas en el volumen titulado “Cuadernos de navegación en un sillón Voltaire”.
Su obra literaria se significa por el sentido del humor y la vivacidad narrativa que impregnan sus textos.
(2) Conferencias del día 25 de Octubre de 2006
Autorretrato de Martín Chambi en Wayna Picchu. Cuzco. 1943
(2.1) Presentación de Carlos Gollonet, comisario de la exposición
Antes de que diera comienzo la conferencia de Teo Allain Chambi, el Presidente de la Mesa cedió la palabra a Carlos Gollonet, comisario de la Exposición que se celebra en paralelo con el ciclo de conferencias.
Gollonet comenzó diciendo que conoció la obra de Martín Chambi en el año 1990, cuando se celebró en el Círculo de Bellas Artes su primera gran exposición en España: ‘Me enamoré de su obra y me propuse realizar en el futuro algún proyecto relacionado con este gran fotógrafo'.
La primera ocasión que se le presentó a Gollonet para retomar su vieja idea fue el lanzamiento de la colección Maestros de la Fotografía, que le dio la oportunidad de viajar a Cuzco para realizar una selección de fotografías que ha servido tanto para la edición del libro como para la organización de esta exposición que, según dijo Carlos Gollonet, sólo ha podido culminarse con éxito gracias al apoyo recibido de la Fundación Telefónica.
La ámplia selección de fotografías realizada por Gollonet, según nos dijo él mismo, intenta mostrar lo mejor de su trabajo en los años de máxima actividad de Chambi, es decir, en las décadas de los veinte, treinta y cuarenta del siglo pasado.
El criterio empleado para elegir las fotos se basaba en un principio esencial, como es cubrir todos los temas de interés presentes en la carrera del fotógrafo peruano: retratos, fotos etnográficas, viajes, indios, . . . En definitiva se trataba de dar una nueva y renovada visón de la obra de Chambi.
El resultado del trabajo de Gollonet son el libro-catálogo y la propia exposición, en la que se muestran fotografías que, en un 80% de los casos, son diferentes de las que ya se vieron en Madrid en el año 1990.
Antes de finalizar su presentación Gollonet nos llamó la atención sobre una curiosidad estadística: las 3/4 partes del Archivo Fotográfico Chambi están constituidas exclusivamente por retratos realizados en su estudio como parte de su labor profesional, mientras que sólo 1/4 parte de la fotos corresponden a los trabajos que realizó al margen de toda actividad comercial. En cambio, en la exposición, esa proporción es prácticamente al revés.
Carlos Gollonet justificó esta discrepancia numérica argumentando que “en ese 25% de fotos no comerciales, es donde se puede apreciar el trabajo mas libre de Martín Chambi, por eso la mayoría de las fotografías mostradas aquí pertenecen a esa parte de su archivo”.
Teo Allain Chambi y Herman Schwarz durante la sesión del día 25
(2.2) Conferencia de Teo Allain Chambi: “La herencia de un archivo”
Cuzco, auténtica capital histórica del Perú, cautivó a Martín Chambi, abuelo del conferenciante, incluso antes de conocerla. Por eso abandonó Arequipa, la ciudad donde había comenzado su labor como fotógrafo, formándose como ayudante de su maestro Max T. Vargas.
Por eso Chambi no dudó en trasladarse a Cuzco, junto a toda su familia, para inaugurar un primer estudio-taller en la calle Santa Teresa en el año 1920. Pronto abandonó este local, para trasladarse a su definitivo lugar de trabajo en la calle Márquez 230, donde desarrolló todo su trabajo fotográfico. Por este local desfiló toda la sociedad cuzqueña, desde sus miembros más aristocráticos hasta los vecinos más menesterosos. En este estudio, el fotógrafo instaló un techo de cristal que le permitía tomar fotos utilizando la abundante iluminación natural omnipresente en estas altas tierras.
Que Martín Chambi fue un gran fotógrafo no lo duda nadie, pero hay otro rasgo preponderante en el abuelo de Teo Allain Chambi que nos ha permitido poder contemplar una gran parte de su obra: su gran interés en mantener un ordenado y completo archivo de toda su obra.
Su hija Julia trabajó como fotógrafa junto a su padre en el estudio de la calle Márquez, pero no sólo como fotógrafa, también, padre e hija, dedicaron un sinfín de horas a recopilar, clasificar, ordenar y, en definitiva, archivar, toda su vasta obra. En su lecho de muerte, Chambi le dijo a su hija: ‘No te dejo fortunas ni propiedades, pero sí una mina en la que espero que sepas explorar’. Y así fue, desde eso momento hasta hace apenas tres años, momento en que falleció Julia, esa fue la principal misión de su vida: conservar y cuidar el valioso legado de le dejó su padre.
El Archivo Chambi cuenta con una gran cantidad de fotografías originales del gran fotógrafo peruano, tanto placas como rollos a algunas pocas copias de época realizadas por el propio Martín Chambi. Según nos dijo Teo Allain, después de estudiar cuidadosamente el archivo de su abuelo, se puede asegurar su preferencia por los tonos sepia y oro viejo, que conseguía mediante la utilización de diferentes productos químicos disponibles en aquella época.
Teo Allain ha tomado ahora el testigo de su tía Julia y se ha entregado en cuerpo y alma al mantenimiento de este archivo que, en todo caso, no le resulta extraño. Al fin y al cabo, Teo ha seguido los pasos de su abuelo, dedicándose también a la fotografía y, a finales de los años setenta, ya participó en un proyecto dirigido por el norteamericano Ed Ranney, auténtico redescubridor de Martín Chambi, para quien trabajó realizando labores de lavado y secado de innumerables de copias de sus fotografías.
Desde entonces Teo compatibilizó su trabajo como fotógrafo con una continua labor de difusión de la obra de su abuelo, por eso, a la muerte de Julia, él fue el sucesor natural para continuar con la labor de conservación del archivo, tan celosamente mantenido por la hija fotógrafa de Chambi. En la actualidad el archivo cuenta con aproximadamente 30.000 negativos de Chambi que se han conservado excelentemente gracias a los cuidados de Julia y al clima seco de Cuzco.
El trabajo de Teo Allain Chambi ha dado unos enormes frutos. Su abuelo sólo realizó dos viajes en toda su vida: uno en el año 1925, cuando fue invitado por el Gobierno de Bolivia para realizar una exposición en La Paz; y otro en 1936, cuando viajó invitado por el periódico La Nación, para mostrar su obra en Santiago de Chile. En cambio su obra, gracias tanto a Julia como a Teo, se ha movido por medio mundo: Nueva York, Bogotá, Madrid, París, Rótterdam, Guanajuato, Santiago de Chile, Sao Paulo, Salvador de Bahía, . . . .
En la actualidad Teo Allain se encuentra inmerso en un ambicioso proyecto de catalogación, conservación y digitalización que ha sido organizado en tres fases: La primera consiste en recuperar el Estudio-Taller de la calle Márquez, donde pronto tendremos un Museo permanente donde estará expuesta parte de la obra de Martín Chambi; la segunda fase del proyecto pretende reordenar el archivo aprovechando para documentar, catalogar, limpiar y digitalizar cada una de las placas, de forma que terminen ubicándose en archivadores adecuados; la tercera y última fase del proyecto consiste en ampliar el trabajo para cubrir los 590.000 negativos existentes en el archivo donde, además de la obra del propio Chambi, se encuentran también trabajos de su hija Julia Chambi, recopilando así imágenes que cubren 81 años de vida cuzqueña: desde 1920 hasta 2001.
Familia Ugarte en en el campo. Cuzco. 1921
(2.3) Conferencia de Herman Schwarz: “Martín Chambi: Corresponsal gráfico”
La conferencia de Herman Schwarz se dedicó, como todas las demás, a la figura de Martín Chambi, pero, en este caso, centrándose básicamente en su actividad como corresponsal gráfico. En su charla Herman presentó los resultados de un proyecto de investigación realizado por un fotoperiodista (él) sobre otro fotoperiodista (Chambi).
En realidad, aunque la investigación formal de Schwarz no comenzó hasta el año 1999, ya en 1982 Herman encontró una serie de fotografías de Chambi, publicadas en el la revista Variedades, y quedó prendado de ellas. De este interés, con el tiempo, surgió la necesidad de profundizar sobre su vida y obra, especiamene en la faceta de corresponsal gráfico de dos importantes publicaciones limeñas.
En el año 1918, con el título ‘La fotografía y el paisaje en Perú’ se publicaron las primeras fotos de Chambi en la revista Variedades. En los siguientes tres años Chambi continuó enviando fotos costumbristas y paisajes, pero su auténtico debut como corresponsal gráfico no sucedió hasta el año 1921.
En ese año Chambi cubrió la noticia ‘Los triunfos del aviador Rolandi’ para el diario La Crónica. Rolandi era un piloto italiano que cruzó, por primera vez, los Andes en avión. Al pie de ese artículo aparecía una nota que decía textualmente: ‘Ofrecemos con esta líneas una interesante y detallada información gráfica que nuestro corresponsal en Cuzco, señor Martín J. Chambi , ha tenido la gentileza de enviarnos . . . ‘.
El estudio de las fotografías publicadas por Chambi en la prensa ayudó mucho a completar la información disponible sobre las propias fotos, especialmente en cuanto a la fecha en que fueron tomadas. Por ejemplo, la famosa fotografía ‘el Gigante de Paruro’ se suponía que había sido tomada entre 1928 y 1932, pero, sin embargo, fue publicada en La Crónica el 4 de octubre de 1925.
En el pie de la foto aparecía escrito: ‘Juan de la Cruz Sihuana, gigante de Llusco, provincia de Chumbivilcas, del departamento de Cuzco, que mide 2 metros y 10 centímetros, pesa 290 libras y tiene más de cincuenta años’ O sea, que no era de Paruro y la foto fue tomada varios años antes de lo que se suponia.
Entre 1918 y 1928 se publicaron más de trescientas imágenes, firmadas y atribuibles a Chambi, en los medios de comunicación limeños, según nos dijo el ponente, la mayoría de estas imágenes eran completamente desconocidas porque habían sido tomadas expresamente para ilustrar artículos por encargo.
Por lo tanto no cabe ninguna duda al respecto del trabajo de corresponsal gráfico desempeñado por Chambi para dos publicaciones capitalinas: Variedades y La Crónica, a las que, durante muchos años, se dedicó a enviar incluso más fotografías de las que finalmente se publicaban, sin llegar nunca a repetir imágenes entre ambas publicaciones.
El maestro de Chambi, Max T. Vargas, ya colaboraba con Variedades en el año 1910, es por lo tanto muy probable que el joven Martín ya tomara nota de esta posibilidad de conseguir ingresos para permitir una carrera profesional como fotógrafo.
Muchas de las fotografías localizadas por Herman Schwarz no se encuentran en el archivo de la familia, esto demuestra nuevamente como los viejos archivos periodísticos pueden ser una excelente fuente de datos para cualquier investigación sobre el trabajo realizado por los fotógrafos antiguos.
Por último, según el conferenciante, es más que posible que este trabajo como fotoperiodista llegara a educar el ojo de Chambi en la manera en que debía encuadrar y ordenar los personajes que aparecen en sus fotografías.
Una vez finalizada la conferencia, Herman Schwarz proyectó un audiovisual en el que se reproducían muchas de las fotografías enviadas por Chambi como corresponsal a la revista Variedades y el periódico La Crónica.
(2.4) Breve reseña biográfica de Teo Allain Chambi
Teo Allain Chambi, nieto de Martín Chambi, estudió en el Colegio de Ciencias de Cuzco y en la Universidad de Lima, obteniendo, posteriormente, una beca del Ministerio de Cultura de España.
Teo ha ejercido durante toda su vida como fotógrafo independiente, especializado en positivar tanto la obra de Martín Chambi como la de otros autores.
Como fotógrafo ha expuesto su trabajo en diversas galerías europeas, norteamericanas y sudamericanas y, especialmente, en Cuzco y en el resto del Perú.
Ha participado en numerosos certámenes internacionales sobre la Historia del la Fotografía en Latinoamérica.
En la actualidad es gestor del proyecto para la recuperación de la obra fotográfica de Martín Chambi, con el apoyo del Llonka Csillag del Centro Nacional del Patrimonio Fotográfico de Santiago de Chile y de Adam Weintraub de Seattle, Estados Unidos.
También es Gobernador electo de Rotary Internacional en el Distrito 4300 para el periodo 2007-2008.
(2.5) Breve reseña biográfica de Herman Schwarz
Herman Schwarz Ocampo estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Perú y en el Forest Park College de Saint Louis, Missouri, habiendo realizado posteriormente varios cursos de capacitación, tanto en fotografía como en dibujo.
Sus comienzos como profesional fueron dentro de la especialidad del fotoperiodismo, realizando trabajos como reportero gráfico para varios semanarios y suplementos dominicales.
Posteriormente fue Jefe de Fotografía y Editor Grafico de varias revistas y periódicos, como “El Búho”, “Jaque”, “Caballo Rojo”, “La República”, “Sí”, “El Mundo”, “El Comercio”, “La Primera”, etc.
También ha colaborado como Consultor en la Biblioteca Nacional de Perú.
Ha participado en innumerables exposiciones, tanto colectivas como individuales, en diversos países: Perú, Cuba, Ecuador, Uruguay, España, etc.
También ha desarrollado varios audiovisuales y trabajos de investigación que han sido presentados en varios congresos y publicaciones.
Ezequiel Arce y su cosecha de papa. Cuzco. 1939
(3) Conferencias del día 26 de Octubre de 2006
(3.1) Conferencia de Andrés Garay Albújar: “Recorrido biográfico de Martín Chambi”
Tras una breve presentación por parte del representante de la Fundación Telefónica, en la que se destacó el doctorado realizado por Andrés Garay en la Universidad de Navarra, cuya tesis estuvo dedicada a la vida y obra de Martín Chambi, el conferenciante tomó la palabra para dictar una interesantísima conferencia.
El comienzo de su charla fue espectacular: Andrés nos describió una cena de gala, con un menú exquisito y con la sofisticación típica de la buena cocina europea, pero ese menú no correspondía a una cena celebrada en París, sino en Cuzco; y los comensales no eran refinados caballeros parisinos, sino todas las fuerzas vivas de la sociedad cuzqueña, encabezadas, nada mas y nada menos, que por el Excelentísimo señor Obispo de la ciudad.
Andrés Garay se preguntaba a sí mismo, y nos preguntaba a los asistentes a la conferencia: ¿Qué papel jugaba un Chambi de raíz indígena, quechuahablante, en medio de ese grupo tan selecto de ciudadanos?
Durante los siguientes tres cuartos de hora, Garay nos demostró que el exhaustivo conocimiento adquirido durante los ocho años dedicados al estudio de Martín Chambi es más que suficiente para contestar esa, y otras preguntas sobre la vida y obra del mejor fotógrafo peruano de todos los tiempos.
El conferenciante empezó por el principio: Martín Chambi nació el 5 de noviembre de 1891 en Coaza, un pueblecito Aymara del altiplano puneño, donde se vivía en condiciones extremas por la altura - entre 3.000 y 4.000 metros sobre el nivel del mar - y por la extrema pobreza que podía presumirse para un hijo de humildes campesinos.
Pero en 1908, con sólo 17 años, Chambi se traslada a Arequipa, tal vez interesado en la fotografía que había descubierto, años atrás, al contemplar encantado como dos empleados ingleses de una mina tomaban fotografías con una extraña cámara.
Arequipa estaba por aquel entonces en un momento dulce y eso permitía que en la ciudad coexistieran dos acérrimos competidores en el negocio de la fotografía, Chambi entró a trabajar como ayudante con uno de ellos: Maximiliano T. Vargas. Esta corta colaboración - pronto Chambi emprendería su propio camino - cambió la vida de joven ayudante de Vargas, que enseguida se convirtió en su colaborador predilecto.
Con Max T. Vargas, Chambi no sólo aprendió fotografía. Vargas, además de un excelente fotógrafo, tenía también un gran sentido comercial y empresarial que incluso le impulsó a constituir una "pequeña multinacional". Vargas tenía dos estudios, uno en Cuzco y otro en La Paz, ambos situados en la mejor zona comercial de cada ciudad. La diversificación de servicios era una nota predominante en la ‘Empresa Vargas’, además de los retratos típicos en aquella época, trabajaba también en la edición y venta de postales, en la realización de fotografías para revistas y, en definitiva, en todo aquello que pudiera ser demandado por el mercado de la fotografía.
Además, en Arequipa Chambi aprendió las buenas maneras que ya no abandonaría jamás, adquiriendo un nivel de elegancia que lo va a caracterizar durante toda su vida. El buen vestir, el buen hablar, y todas las pautas marcadas por el buen comportamiento social le permitieron, a partir de su paso por Arequipa, entablar relaciones con los mejores artistas de su época: escritores, pintores, poetas, músicos, . . .
Andrés Garay durante su conferencia
También Arequipa fue determínate en su vida familiar ya que allí, en el año 1914, conoció y contrajo matrimonio con Manuela López, con quien llegó a formar una numerosa familia, cuyos primeros hijos nacieron en Arequipa antes de que, en 1917, las aspiraciones artísticas y profesionales le hicieran buscar su propio camino en el mundo de la fotografía.
Antes de establecerse en Cuzco, Chambi probó fortuna como fotógrafo independiente en Sicuani, donde nació su hija Julia, en el año 1919, y donde dio sus primeros pasos como corresponsal gráfico de medios de comunicación. Pero en 1920 Chambi tomó una trascendental decisión: instalarse definitivamente en Cuzco, esta ciudad se convirtió inmediatamente en el ‘alma’ fotográfica de lo que iban a ser más de cincuenta años de actividad profesional.
Cuzco era ya La Meca del turismo en América del Sur, y eso implicaba muchas posibilidades comerciales para un incipiente estudio de fotografía. Allí instaló un auténtico estudio profesional dotado de todos los requerimientos técnicos, artísticos y comerciales. La casa de Chambi pasó a convertirse rápidamente en el Centro Cultural más representativo de la ciudad. Por allí pasaban todas las personalidades artísticas locales, nacionales e incluso internacionales. Cuzco, en quechua, significa “ombligo del mundo”, y el estudio de Chambí era, culturalmente hablando, “el ombligo del ombligo”.
Allí, poco a poco, Chambi se convirtió en el retratista predilecto de las capas altas y medias de la ciudad. Su estudio producía suficiente trabajo como para requerir una fuerza laboral relativamente grande, de forma que tuvo que emplear a varias personas, además de a tres de sus propios hijos: Víctor, Manuel y Julia.
Para satisfacer a sus clientes con el tipo de fotografía que demandaban, ‘retratos tipo Rembbrandt’, Chambi tuvo que aprender la técnica de los perfiles iluminados, los fondos oscuros y los contraluces, pero aportando una personal visión andina a sus trabajos. En todo caso Chambi, según criterio del conferenciante, no puede ser tildado de pictorialista, porque en Perú, al contrario que en Europa, no existía discusión sobre estos aspectos, allí fotografía y pintura eran consideradas disciplinas artísticas del mimo nivel. Chambi utilizaba con maestría, para sus trabajos comerciales, la cuchilla, el pincel o cualquier otro recurso que le permitiera conseguir su objetivo.
Pero Chambi no se conformó con eso, también empezó a subir a su estudio a pobres representantes de la cultura indígena que, a pesar de sus buena maneras, era la suya. Los retratos que tomaba en este caso no eran retocados posteriormente, tal vez porque no tenían finalidad comercial, de hecho Chambi no utilizaba estas imágenes para a ningún fin específico. Sólo las tomaba para él mismo. Pero, según nos dijo Andrés Garay, de ningún modo puede afirmarse que Chambi fuera un indigenista, simplemente puede pensarse que se vio a si mismo en estos personajes y quiso deja constancia de su auténtica sociedad.
¿Porqué hacia estas fotos Martín Chambi? Él mismo contestó esta pregunta: ‘Desde que empecé a tomar la fotografía en serio, mi ideal fue solo uno: dar a conocer al mundo toda la belleza natural de mi patria y la imagen tan hermosa de las ruinas que hablan de nuestro pasado histórico, con el fin de promover en lo posible, de acuerdo a mis medios, el turismo en Perú’. Es decir, más un medio para trasmitir conocimiento que una expresión artística.
No obstante, Chambi se presentó y ganó un buen número de concursos en toda su vida, desde la primera medalla de cobre que obtuvo en Arequipa, en el año 1916, a las correspondientes a su gira por Chile en 1935 siempre, eso sí, mostrando aspectos típicos de la cultura andina.
Otro tema también muy presente en la vida de Chambi, además de los retratos de indios y los paisajes de sitios arqueológicos, fueron las fiestas populares, pero estás fotos no las hacía para reivindicar “al indio”, “la tierra”, “el imperio Inca”, ni nada por el estilo, simplemente las tomaba para promover la riqueza cultural que encontraba y que, en definitiva, era también suya. Nunca tuvo intereses políticos, siendo en varias ocasiones criticado por ello. Él creía en el mestizaje. No podía ser de otra forma, el era un indio con costumbres coloniales. Él era un mestizo colonial. Sus fotos no eran fotos-denuncia, sus fotos eran más difíciles precisamente por su sencillez.
Finalmente, Andrés Garay nos habló de un recuerdo entrañable: los tres cuadernos personales llenos de dedicatorias, dibujos y caricaturas de sus amigos artistas. Especialmente uno de estos tres cuadernos era su auténtico tesoro personal porque en él guardaba sus retratos mas queridos.
Martín Chambi murió en Cuzco, el 13 de septiembre de 1973, rodeado de su familia y plenamente consciente de que dejaba como legado un “gran tesoro”. Por eso le dijo a su hija Julia: ‘No te dejo plata, pero te dejo un gran tesoro’.
(3.2) Breve reseña biográfica de Andrés Garay Albújar
Doctor en Comunicación por la Universidad de Navarra, con la tesis dedicada a la vida y obra de Martín Chambi, que ha publicado bajo el título: “Martín Chambi, por sí mismo”. La investigación incluyó la catalogación de los negativos inéditos de Chambi en formatos de 35 mm. y 6x6.
Su vínculo con la fotografía se remonta a sus estudios de comunicación de la Universidad de Piura (1989-1994), habiendo desempeñado trabajos de reportero gráfico para el Diario El Tiempo.
Ha expuesto su trabajo fotográfico en varias salas de España y ha ganado el Premio Nacional PUCP 2005 en Fotografía Documental.
Ha sido comisario de varias exposiciones fotográficas de Martín Chambi y ha elaborado artículos y ensayos sobre el mismo autor para importantes proyectos editoriales realizados en varios países: Perú, Francia, México, . . .
Ha participado como ponente en varios congresos, relacionados con la historia de la fotografía, celebrados en España y Argentina.
Actualmente imparte clases de Cultura de la Imagen y Fotografía en la Universidad de Pura y está trabajando en un proyecto de investigación sobre dos importantes fotógrafos de Arequipa: Max T. Vargas y Emilio Díaz, habiendo organizado una exposición en Lima, sobre dichos autores, considerada por la crítica como la mejor exposición fotográfica del año 2005.
Niño mendigo. Cuzco. 1934
(4) Conferencias del día 27 de Octubre de 2006
(4.1) Conferencia de Alejandro Castellote
Alejandro Castellote dictó una conferencia corta pero muy cargada de contenido. Comenzó diciendo todo lo que era Martín Chambi: ‘Un fotógrafo indígena, un fotógrafo de salones de arte, un fotoperiodista, un apasionado documentalista de su cultura, un retratista de estudio para la alta sociedad cuzqueña, un fotógrafo de eventos sociales y fiestas patrias indígenas, un fotógrafo costumbrista, un maestro de muchos fotógrafos profesionales que se formaron en su taller, un amante de la técnica de los grandes pintores de retrato, un excelente iluminador, un excepcional coreógrafo para la disposición de grupos de personas en una pose, un representante involuntario de la emergencia de las clases humildes de Cuzco y un largo etcétera'.
En todo caso, según Castellote, para entender a Chambi no se puede dejar de contextualizar toda su vida con el momento histórico que le tocó vivir, ni olvidar el enriquecimiento que le supuso el contacto con escritores y poetas contemporáneos. Él, siendo indígena, supo desarrollarse y coexistir con una sociedad donde se imponía una clara hegemonía económica de las familias descendientes de europeos y supo conciliar sus aspiraciones con el poder de las familias que constituían su principal fuente de ingresos.
Chambi, esencialmente, participó de un fenómeno que aún está en plena vigencia: el desplazamiento masivo de poblaciones desde ámbitos rurales a zonas urbanas. Aunque en su estudio se reunían con frecuencia los incipientes partidos políticos de carácter indigenista, Chambi simplemente pretendía documentar su cultura autóctona, convirtiéndose en un cronista de su tiempo.
Su obra no dejó de estar tamizada con la estética de las modas artísticas que imperaban en los salones europeos que, en cierto modo, premiaban la originalidad y el exotismo, pero eludiendo las escenas mas escabrosas que pudieran hacer visible la tremenda precariedad de su raza. En resumen, Chambi era un profesional que se ganaba la vida con su trabajo a través de un dominio excepcional de la técnica y de su curiosidad insaciable, pero en su archivo no encontraremos fotografías que ofendieran a sus clientes ni exageraciones ridículas del exotismo andino.
Castellote comentó que desconocía si todo su ingente archivo respondía a un proyecto preconcebido de preservación de las costumbres de su gente pero, en su opinión, es improbable la existencia de un proyecto de tal naturaleza, sin embargo Chambi sí era perfectamente consciente del valor que el paso de los años daría al material que tan cuidadosamente almacenaba.
Sin duda, para resumir en sólo dos palabras todas las cosas que Chambi fue podría catalogársele como un ‘fotógrafo humanista’, pero sin intentar compararle a otros fotógrafos humanistas europeos que, precisamente por eso, por su mirada europea, son completamente diferentes a Chambi. Aunque, eso si, Chambi, al igual que otros muchos fotógrafos de su época (España incluida) utilizaba un lenguaje extranjero para tomar fotografías, según Castellote, podría decirse que ‘fotografiaba en inglés’.
Castellote, Serrano y Castro durante la última sesión de conferencias
(4.2) Conferencia de Juan Manuel Castro Prieto
En esta última conferencia del ciclo Castro Prieto comenzó disculpándose por hablar en primera persona, pero debía ser así porque iba a contar su experiencia personal y profesional con Martín Chambi que, por lo que nos dijo a lo largo de toda su charla, ha sido un fotógrafo sumamente influyente en su propia trayectoria fotográfica.
En 1982, asistiendo a una exposición titulada ‘Maestros de la Fotografía Latinoamérica’ tuvo Castro Prieto su primera aproximación a Chambi. Según nos dijo, en aquella muestra se encontró con varios buenos fotógrafos a los que no conocia previamente y, entre todos ellos, uno le impactó especialmente: Martín Chambi: ‘Sus fotos tenían una luz especial que no se aprecia normalmente. Brillaban. Eran mágicas’.
Desde ese mismo momento Chambi se convirtió en su fotógrafo favorito. Según Castro, Chambi fue un gran amante de la fotografía, su afición era tan grande que no dudaba en cargar a lomos de una mula un pesado y enorme equipo fotográfico – el necesario para trabajar con placas – y dedicaba días y días, incluso semanas, a recorrer senderos impracticables con la simple intención de tomar una fotografía.
Su afición era tan grande que, según le contó su hija Julia a Juan Manuel Castro en uno de sus viajes a Cuzco, en cierta ocasión Chambi se desplazó a un nuevo sitio arqueológico que acababan de descubrir unos investigadores. Pero el descubrimiento era demasiado reciente y, para proteger su trabajo, los arqueólogos no le dejaron tomar ninguna foto. Martín Chambi lloró de rabia.
En 1984, Castro volvió a ver unas pocos fotos nuevas de Chambi, fue en un artículo publicado en Fotovisión. Algunos años después, se volvió a sorprender por una portada de El País Semanal, en la que se presentaba una reproducción de una de las fotos más impactantes de Martín Chambi: ‘El gigante de Paruro’.
Todos estos breves, pero intensos, contactos hicieron que la admiración de Castro por ese lejano fotógrafo creciera. Por eso, cuando en 1989 Alejandro Castellote le comentó que estaba pensando en organizar una exposición de Chambi en el Círculo de Bellas Artes y que estaba interesado en que fuera él el encargado de ampliar las placas de 18x24 que iba a mandar la familia desde Cuzco, pensó que la suerte le estaba ofreciendo una oportunidad irrepetible.
Por eso ‘se lió la manta a la cabeza’ y decidió alquilar un local y comprar una nueva ampliadora apropiada para realizar dignamente un trabajo tan importante. Ese fue el comienzo de la propia carrera profesional de Castro Prieto que, aún en la actualidad, continúa trabajando en el mismo laboratorio alquilado para aquel acontecimiento.
Pero las placas no llegaban de Perú y la fecha anunciada para la exposición se acercaba peligrosamente. El motivo de este retraso no era casual, la familia no estaba dispuesta a que un material tan valioso saliera de su Archivo, así que la Exposición estaba en peligro. Sólo unas semanas antes de abandonar el proyecto Castellote pensó en una solución a la desesperada: ‘Si las placas no vienen a Madrid, ¿Porqué no te vas tú a Cuzco para hacer las copias allí mismo? ¡Y así fue!
Castro nos comentó que ‘metieron todo el laboratorio en una caja’, que pesaba nada mas y nada menos que 205 kg. y, acompañado de Juan Manuel Díaz Burgos, salió hacía Perú para hacer el trabajo.
El viaje no fue fácil, porque transportar un equipaje tan voluminoso no es sencillo. Parece ser que todo estuvo a punto de irse a pique porque, en un transito que hicieron en Caracas, el paquete estuvo a punto de quedarse en tierra. También en el vuelo de Lima a Cuzco hubo otro problema: el paquete era tan grande que no cabía en el avión. Pero, un poco gracias a la suerte y otro poco por la ayuda de amigos peruanos, finalmente llegaron con el laboratorio completo a Cuzco. Allí se presentó un nuevo problema: el mal de altura.
Una vez superado el mal de altura con mate de coca, el trabajo era lo primero: ¡teníamos que positivar 103 fotos en 40x50 y 30x40 en menos de dos semanas! Pero tenían una baza a su favor: la maravillosa calidad del trabajo realizado por Chambi en su momento. Las placas estaban perfectamente conservadas y se notaba que habían sido primorosamente reveladas y lavadas. No había desconchones, ni halos y esa limpieza resulta fundamental a la hora de realizar positivados.
Según Castro, las placas mostraban la calidad técnica del trabajo realizado por Chambi, no sólo porque hubieran sido delicadamente tratadas en el laboratorio, también porque se notaba un excelente trabajo de retoque realizado directamente en el negativo: había zonas trabajadas para eliminar detalles, por ejemplo algún grano desagradable de algún retratado, y también aclarados de cielos, realizados con una sustancia de color rojo que, al ser aplicada sobre la placa, oscurecía o aclaraba en función de cual hubiera sido la proporción de la dilución de sustancia utilizada.
El revelado realizado en su día por Chambi había sido mediante la técnica de revelado por inspección, es decir, estando aún la placa en la cubeta, se observa el resultado conseguido hasta ese momento, para continuar o no con el revelando. La utilización de este procedimiento demuestra que Chambi, además ser un excelente fotógrafo a la hora de capturar la imagen, también poseía una técnica muy depurada en el posterior tratamiento del negativo.
Lo mejor, según nos contó Castro Prieto, es que Chambi no abusaba de ese dominio técnico en el tratamiento del negativo y, en la mayoría de los casos, las placas tenían la exposición correcta desde la toma, por lo que no había necesidad de realizar alteraciones durante el revelado.
Otra característica técnica importante es que Chambi utilizaba con maestría el ferricianuro. En una de sus obras maestras, como es la ‘Boda de don Julio Gadea’, se puede observar una excepcional luminosidad en la pareja contrayente, mientras que el resto de los invitados están claramente en un tono mucho más oscuro. Para conseguir este efecto, además de la natural diferencia de luminosidad de cada uno de los grupos, Chambi también había utilizado ferricianuro al procesar la placa.
Chambi era un maestro y hacía su propia interpretación de cada fotografía, siendo plenamente consciente de la importancia de su trabajo. Por eso se esmeraba tanto en la posterior conservación de las placas, porque sabía lo valiosas que serían en el futuro. Este esfuerzo en el mantenimiento del archivo fotográfico, por desgracia, no era frecuente entre los fotógrafos de aquella época. El merito de Chambi es grande porque todo ese trabajo lo realizaba en un entorno pobre, donde los recursos materiales eran naturalmente escasos.
El trabajo realizado en Cuzco para llegar a tiempo a la exposición que se celebraría en Madrid unos días después fue intenso. Había que positivar durante doce horas diarias y, el trabajo realizado por Castro y Díaz Burgos era laborioso. Empleaban el método del doble revelado: primero un revelador enérgico para conseguir los negros y, a continuación, otro suave para lograr detalle en las luces. Después se continuaba, de forma convencional, con el baño de paro y el fijado, para terminar con un lavado por cambio de agua, con la gran colaboración del recientemente desaparecido Evaristo, que había sido ayudante de Julia y del propio Martín Chambi. Después de lavar se colgaban las fotos en cuerdas para dejarlas secar, mientras Castro y Díaz Burgos se entregaban al placer de charlar con las hijas de Chambi, que no paraban de contar mil anécdotas de cada imagen.
Finalmente, ya en España, Mario Parralejo dio un tratamiento de archivo a las fotos y se llegó justo a tiempo para la inauguración de la exposición, que fue un rotundo éxito. Nada mas finalizar la exposición se realizó un segundo viaje a Cuzco para copiar más fotos, de forma que el libro editado por Lunwerg tuviera un mayor número de imágenes de este extraordinario fotógrafo.
Santuranticuy. Cuzco. 1932
(4.3) Breve reseña biográfica de Alejandro Castellote
En 1982 comienza a trabajar como comisario de fotografía.
Desde 1985 hasta 1996 ha sido director del Área de Fotografía del Círculo de Bellas Artes de Madrid, donde ha organizado el festival FOCO (Fotografía Contemporánea) en sus cinco ediciones y ha sido responsable de la programación de exposiciones, talleres, seminarios y otras actividades.
En 1987 crea la Sala Minerva, de fotografía para jóvenes autores, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
Ha sido Director Artístico del Festival Internacional de Fotografía PHotoEspaña (Madrid) en sus tres primeras ediciones (1998 a 2000).
Ha sido responsable de la sección de fotografía contemporánea de la Editorial Lunwerg, donde publicó, entre otros, “Mapas Abiertos. Fotografía Latinoamericana 1991-2002”.
Es académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid y responsable de la colección de fotografía española y latinoamericana.
Imparte talleres teóricos y colabora como crítico y ensayista sobre fotografía en diversos medios nacionales y extranjeros.
Este año ha sido galardonado con el Premio Bartolomé Ros, por su labor como impulsor de la fotografía en España.
En la actualidad es comisario independiente de fotografía y asesor de contenidos para la revista C Photo Magazine de Londres.
(4.4) Breve reseña biográfica de Juan Manuel Castro Prieto
En el año 1980 obtuvo la Licenciatura en Ciencias Económicas y, diez años después, abrió su taller de positivado en blanco y negro en la calle Concepción Arenal, junto a su socio y amigo Mario Parralejo.
También en esta época conoce a su gran amigo Publio López Mondejar y, en 1990, junto a Juan Manuel Díaz Burgos, viaja a Cuzco para positivar los negativos de Martín Chambi. En este mismo año inicia su trabajo personal: “Perú. Viaje al Sol”.
A lo largo de los siguientes diez años realiza nueve viajes a Perú, desarrollando un extenso trabajo que culminó en la gran exposición “Perú. Viaje al Sol” comisariada por Alejandro Castellote y celebrada en el Centro Cultural de la Villa de Madrid. Esté trabajo también dio como fruto la publicación del libro “Perú. Viaje al Sol”, editado inicialmente en español por la Editorial Lunwerg, y posteriormente traducido al francés.
Otro trabajo importante en su carrera ha sido “Extraños”, expuesto por primera vez en el Canal de Isabel II de Madrid, en el año 2003 y que, al igual que el caso el caso anterior, ha dado lugar a la edición de un libro.
Tanto “Perú. Viaje al Sol” como “Extraños”, así como otros trabajos fotográficos, han sido expuestos en las principales salas de fotografía de París, Bolzano, Langon, Bastia, México DF, Monterrey, Lima, Tokio, Bélgica, Dinamarca, Estados Unidos, . . . .
Ha viajado a La Habana, donde positivó para la Exposición “100 años de fotografía en Cuba”; a Pachuca, en México, para participar en el proyecto de positivado del Archivo Casasola; a India; a Nepal; . . .
Ha obtenido numerosos premios, entre los que cabe destacar: Premio Cesar Vallejo por su trabajo en Perú; Premio Bartolomé Ros a su trayectoria fotográfica; Premio de Fotografía de la Comunidad de Madrid.
A colaborado, con su trabajo fotográfico, en numerosas publicaciones, como el libro “Días extraños” de Ray Loriga; el libro “Juan Manuel Castro Prieto” de la colección Biblioteca de Fotógrafos Madrileños; los libros “The Voice of Knowledge” y “The Mastery of love” de Miguel Ruiz; los libros “Cuenca en la mirada” y “La seda rota” de Andrés Trapiello; así como en numerosas revistas: Geo Francia; Geo Corea; Mare de Alemania; C Internacional Photo Magazine; . . . .
Forma parte de Agence VU y, en la actualidad está desarrollando su proyecto “Etiopia”, a donde ya ha realizado tres viajes.
Vistas panorámicas de Machu Picchu. Cuzco. 1925
(5) Nota de prensa de la Fundación Telefónica
Para cerrar este resumen sobre Martín Chambi, también vamos a reproducir aquí la Nota de Prensa distribuida por la Fundación Telefónica para dar a conocer la exposición y las conferencias:
(5.1) Nota de Prensa
Madrid, 13 de septiembre de 2006.- Fundación Telefónica abre su temporada de exposiciones con un recorrido por la obra del fotógrafo peruano Martín Chambi (1891-1973), quien ofreció a través de sus imágenes una nueva dimensión social del retrato y el paisaje, considerados hoy como símbolos de una época y una cultura: la de la sociedad cuzqueña.
En el mundo retratado por Chambi las formas extremas de desamparo, la discriminación y el vasallaje han sido dignificadas por la limpieza y la elegancia de su tratamiento, una visión igualitaria, de respeto y admiración por su cultura: “Me siento como un representante de la raza, ella habla en mis fotografías” declaró en una ocasión respecto a su obra.
Como indica Carlos Gollonet, comisario de la exposición, por el estudio fotográfico de Chambi pasó la sociedad más selecta junto a la más humilde, los notables de la ciudad y los indios. En opinión de Gollonet, Chambi distinguió claramente entre el retrato de encargo “artístico” y el de tipos populares, como el gigante o el niño mendigo, que realizaba para su divulgación en postales o publicaciones periodísticas. Estos retratos tienen por tanto un afán documental claro, están despojados de todo artificio (también de retoques) y por ello, resultan más reales.
Los retratos de grupo recogen celebraciones familiares o sociales, grupos indígenas o asociaciones de todo tipo. Están realizados en el exterior, con luz natural, y constituyen un álbum del universo de la sociedad cuzqueña de su tiempo, con sus notables diferencias sociales y raciales. Chambi sentía respeto, afecto y empatía por los indígenas y dominaba las dos lenguas en las que se expresaban los retratados: el español y el quechua.
Las fotografías de fiestas, costumbres y personajes populares nos introducen en lo más vital de la cultura andina, con todas las complejidades del mestizaje colonial. La capacidad para seleccionar un lugar determinado en un momento dado, el conocimiento de los lugares que visitaba, el sentido del tiempo y de la luz más adecuada, le proporcionan una admirable manera de retratar grandes grupos.
Para la realización de los retratos Chambi, según el comisario de la exposición, no dudaba en usar pincel, cuchilla o aerógrafo si creía que conseguiría con ello mayor fuerza o belleza en el retrato. En cambio, las fotografías de temas rurales y actividades del hombre andino “son directas, de carácter documental, resueltas en el negativo, sin retoques”, en palabras de Gollonet. Se trata de un grupo social que no ofrece barreras ante el fotógrafo, que puede franquear su intimidad. Es el Chambi más moderno, con una importante carga de verosimilitud. A su acostumbrada calidad técnica, se añade la fuerza y la naturalidad con que muestra a unos personajes que raramente aparecían en la fotografía contemporánea suramericana.
A mediados de la década de los años 70 empezó una lenta recuperación de la obra de Chambi, gracias al trabajo de Edward Ranney, que culminó con la exposición del MoMA del año 1979. Esta y otras exposiciones posteriores, como la organizada en Zurich dos años más tarde, han permitido el conocimiento y admiración de su obra en todo el mundo. Sus retratos han ganado con el tiempo el estatus de símbolos de una época y una cultura.
Como actividades complementarias de esta exposición se celebrarán talleres didácticos dirigidos a alumnos de enseñanza primaria y secundaria.
(5.2) Apunte biográfico incluido en la Nota de Prensa
Martín Chambi nació en Coaza, al sudeste del Perú en 1891, una zona de influencia quechua. Descubrió la fotografía gracias a los empleados de la mina en la que trabajó su padre. Con 17 años se trasladó a Arequipa, la ciudad más próspera del sur andino peruano, en la que funcionaban varios estudios fotográficos importantes, como la galería del precursor Max. T. Vargas, a la que se incorporó Chambi y que se ocupaba de todos los servicios fotográficos: retratos de estudio, de tipos, vistas de paisajes y monumentos incaicos y coloniales, comercialización de postales y corresponsalía de prensa. A los pocos años de establecerse por su cuenta en Cuzco (1920), una ciudad en expansión con un notable ambiente cultural, su estudio llegó a ser el más importante de la ciudad.
Cuzco ofrecía una riqueza racial y cultural importante, además de un impresionante patrimonio incaico y colonial. Chambi consolidó su labor de corresponsal gráfico con las revistas y periódicos más importantes del Perú y Argentina, lo que facilitó que se apreciaran sus fotografías fuera de su ciudad y llegara a tener un importante reconocimiento en vida, con numerosos premios nacionales e internacionales. Esta labor, además, le permitió difundir su cultura fuera del ámbito local, a lo que ayudó también la edición de postales, cuya producción era una de las bases del estudio. El indigenismo estaba en pleno auge, especialmente en Cuzco, y Chambi conocía sus postulados de primera mano por algunos de sus amigos, como Roberto Latorre, editor de la revista más relevante del movimiento, Kosko.
Chambi recorrió incansablemente el duro país de los incas a lomos de su mula, con su gran cámara estática. Las fotografías de paisajes andinos y restos arqueológicos fueron uno de los temas centrales de su producción. La intencionalidad artística y documental está presente en todas estas fotografías. Los restos arqueológicos sin embargo no formaban parte de sus exposiciones pero sí era el tema más demandado en publicaciones y postales que vendía en grandes cantidades. Aunque fotografió el Machu Picchu desde el año 1924, sus imágenes de esta ciudad son imprescindibles desde su participación en la expedición oficial que se organizó en el año 1928. Chambi consigue transmitir la atmósfera impregnada de misticismo y misterio de este monumental lugar sagrado construido entre grandiosas manifestaciones de la naturaleza y, a la vez, ofrece un documento arqueológico que permite hacerse una idea de la organización y magnitud del conjunto.
A partir de los años 50 empieza a decaer su trabajo y su nombre y el estudio pasa a manos de sus hijos, Víctor y Julia. Muere en Cuzco en 1973.
Piedra de los doce ángulos. Cuzco. 1930
(6) PARA MAS INFORMACIÓN SOBRE MARTÍN CHAMBI PUEDEN CONSULTARSE LOS SIGUIENTES SITIOS:
http://www.martinchambi.com/
http://garnet.berkeley.edu/~dolorier/Chambidoc.html
http://www.elangelcaido.org/fotografos/chambi/chambi.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Mart%C3%ADn_Chambi
http://www.martinchambi.com/
http://garnet.berkeley.edu/~dolorier/Chambidoc.html
http://www.elangelcaido.org/fotografos/chambi/chambi.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Mart%C3%ADn_Chambi
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